miércoles, 11 de abril de 2007

Rosa María Patiño Beltrán Ma. del Carmen Hernández Terrones

La cucaracha: es uno de los insectos más antiguos que se conocen. Sus huellas se encuentran ya en las estratificaciones del carbonífero superior, pero las especies modernas difieren muy poco de sus ancestros. El término “cucaracha” parece provenir del latín cocum (grano o semilla) y la terminación acha (del italiano accio), que significa bajo o despreciable. Se cree que las ninfas de estos insectos eran acuáticas o semiacuáticas y vivían en lagunas pantanosas; por tal motivo, habrían desarrollado un excelente sistema inmune de defensa contra microorganismos. Estas especies son omnívoras, ya que se alimentan de gran variedad de material alimenticio. Habitualmente desechan por la boca residuos de alimento y dejan caer heces donde quiera; también arrojan una secreción nauseabunda por hocico y glándulas del cuerpo, lo que da el olor típico de cucaracha. Son aplanadas dorsoventralmente y con un tegumento liso; su color varía del café castaño al negro en especies que invaden los hogares como plagas. Tienen aparato bucal mordedor- masticador y dos pares de alas. Hay entre tres mil 500 y cuatro mil especies conocidas. Algunas investigaciones indican que pueden provocar fiebre, asma bronquial, dermatitis y urticaria en individuos susceptibles, así como alergias por diversos mecanismos: si hay contacto con el insecto, éste camina sobre una persona o la toca, por inhalación de sustancias emitidas por dichos organismos, por ingestión de alérgenos, cuando se comen alimentos parcialmente consumidos por ellos y por mordedura del insecto. Las cucarachas como vectores prefieren ambientes donde se encuentran tanto los patógenos humanos como el alimento. Pueden portar patógenos en el interior y el exterior de sus cuerpos, o permanecer sobre la cutícula, en el tracto digestivo y heces, al grado de que suelen ser portadores mecánicos. La evidencia, aunque circunstancial, es lo suficientemente fuerte para justificar programas de control integral. El ciclo de vida de las cucarachas es el huevo, ninfa y adulto; el número de huevecillos en cada cápsula varía según la especie. Por ejemplo, la Periplaneta americana tiene unos 24, produce 90 ootecas y emerge en 32 a 53 días; la Blatta orientalis tiene 16, produce 18 ootecas y demora de 42 a 81 días; la Supella longipalpa logra entre 16 y 18 y produce 18 ootecas, dura 90 días; la Blatella germánica consigue de 30 a 50, produce de cuatro a seis ootecas y surge en 28 días. Las ninfas, al eclosionar, por lo general no tienen alas; inmediatamente después de cada muda son casi blancas. El número de estadios puede variar de acuerdo a la especie. El adulto de Periplaneta americana tiene 13 mudas y dura de 285 a 642 días; la Blatta orientalis y la Supella longipalpa son de casi un año; la Blatella germanica experimenta siete mudas y es de 200 a 303 días.
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