Rosa María Patiño Beltrán Ma. del Carmen Hernández Terrones
La cucaracha: es uno de los insectos más
antiguos que se conocen. Sus huellas se
encuentran ya en las estratificaciones del
carbonífero superior, pero las especies
modernas difieren muy poco de sus ancestros.
El término “cucaracha” parece provenir del
latín cocum (grano o semilla) y la terminación
acha (del italiano accio), que significa bajo o
despreciable. Se cree que las ninfas de estos
insectos eran acuáticas o semiacuáticas y vivían
en lagunas pantanosas; por tal motivo, habrían
desarrollado un excelente sistema inmune de
defensa contra microorganismos.
Estas especies son omnívoras, ya que se
alimentan de gran variedad de material
alimenticio. Habitualmente desechan por la
boca residuos de alimento y dejan caer heces
donde quiera; también arrojan una secreción
nauseabunda por hocico y glándulas del
cuerpo, lo que da el olor típico de cucaracha.
Son aplanadas dorsoventralmente y con un
tegumento liso; su color varía del café castaño
al negro en especies que invaden los hogares
como plagas. Tienen aparato bucal mordedor-
masticador y dos pares de alas. Hay entre tres
mil 500 y cuatro mil especies conocidas.
Algunas investigaciones indican que pueden
provocar fiebre, asma bronquial, dermatitis y
urticaria en individuos susceptibles, así como
alergias por diversos mecanismos: si hay
contacto con el insecto, éste camina sobre una
persona o la toca, por inhalación de sustancias
emitidas por dichos organismos, por ingestión
de alérgenos, cuando se comen alimentos
parcialmente consumidos por ellos y por
mordedura del insecto.
Las cucarachas como vectores prefieren
ambientes donde se encuentran tanto los
patógenos humanos como el alimento.
Pueden portar patógenos en el interior y el
exterior de sus cuerpos, o permanecer sobre la
cutícula, en el tracto digestivo y heces, al grado
de que suelen ser portadores mecánicos. La
evidencia, aunque circunstancial, es lo
suficientemente fuerte para justificar programas
de control integral.
El ciclo de vida de las cucarachas es el huevo,
ninfa y adulto; el número de huevecillos en cada
cápsula varía según la especie. Por ejemplo, la
Periplaneta americana tiene unos 24, produce
90 ootecas y emerge en 32 a 53 días; la Blatta
orientalis tiene 16, produce 18 ootecas y demora
de 42 a 81 días; la Supella longipalpa logra entre
16 y 18 y produce 18 ootecas, dura 90 días; la
Blatella germánica consigue de 30 a 50, produce
de cuatro a seis ootecas y surge en 28 días.
Las ninfas, al eclosionar, por lo general no
tienen alas; inmediatamente después de cada
muda son casi blancas. El número de estadios
puede variar de acuerdo a la especie.
El adulto de Periplaneta americana tiene
13 mudas y dura de 285 a 642 días; la Blatta
orientalis y la Supella longipalpa son de casi
un año; la Blatella germanica experimenta
siete mudas y es de 200 a 303 días.
CUSUR
Centro Universitario del Sur
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- BACHILLER : NEREIDA VERA